Que haya dejado de trotar, deambular con la mochila, que haya dejado de dormir al raso o en una cabaña no me impide ser viajero, siempre viajero y no turista, que de algo me sirvió conocer a Boum. Para los que no sepan quien es, Boum es el que me enseñó que no es imprescindible el dinero para viajar, aunque ayude! a nunca reservar nada, siempre elegir en el ultimo segundo, siempre estar con el atillo preparado y aprovechar cada oportunidad de dar el siguiente paso.
No me define quien soy sino como decido cada segundo el como seré mañana, y creo que quiero ser estable porque lo necesito pero aventurillas porque me divierte e impredecible hasta yo mismo sorprenderme, y parte de esa forma de ser reside en ver cosas nuevas, en viajar a sitios desconocidos, conocer gentes diferentes. Estoy hoy especialmente contento de que Marta, mi novia me impulsará a contratar un viaje a las Azores, deseando estoy verme en sus calles, en sus bosques, en sus mares, y ello me recuerda a unos dias que pasamos en Portugal hace unos meses.
Salimos de Coruña para hacer noche en Porto, una ciudad que ya conocía pero me sigue gustando recorrer, cruzar el puente Eiffel recorrer sus bodegas al otro lado del rio y subir y bajar sus empinadas calles. De allí nos fuimos a Lisboa, capital de antes imperio Lusitano donde nos pasamos el primer dia bajo un aguacero atronador que nos empapó hasta los huesos y nos mandói al hotel en pocas horas. Pero al dia siguiente un resol nos permitió ver el Elevador de Santa Justa, recorrer la ciudad, el castillo, montar en los tranvías y sobre todo... probar los famosos pasteis de Belem, tan ricos como anuncian y que aunque se encuentran por cualquier sitio lo suyo es comprarlos en la panadería de Belem, como es lógico.
Un viaje muy recomendable, los portugueses son amables y estas 2 ciudades surcadas por el Duero y el Tajo son lo mejor de un pais que además nos sale bastante bien por proximidad y precio. Un buen rodaje a la espera del viaje del verano a las islas Azores de San Miguel y Terceira, que ganas!!
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